Epílogo - Dios tiene sus planes
Faltan todavía días para que terminemos de bajar e integrar la experiencia que este viaje nos ha procurado; pero de una cosa estoy segura: su impronta permanecerá si no siempre, largo tiempo en nuestro interior. O al menos, eso me gustaría. Hay muchas, muchas cosas que agradecer. Por supuesto, los consabidos aunque no por ello menos importantes “no ha pasado nada, hemos llegado y hemos vuelto, no hemos perdido nada, nuestro botiquín ha sido dinero (poquito ;) tirado”. Por mi parte también, lo maravillosa que ha sido Blanca como compañera de viaje (ya me lo adelantó su amiga Ana ;), y como amiga. Ambas teníamos la sensación, la confianza, y sobre todo la voluntad; pero tantas horas y días juntas tête a tête, en condiciones o entornos no siempre cómodos ni fáciles, pueden dar mucho de sí. La realidad es que nunca se sabe: siempre se puede encontrar uno sorpresas cuando profundiza en las personas, o las trata un poco más allá. Y, al fin y al cabo, no hace tanto que nos conocemos. ...